Para poder disfrutar y conocer Ciudad de México, un recorrido por el Centro Histórico y sus alrededores es necesario. Para aprovechar mejor el día, nada como comenzar frente al Palacio de Bellas Artes con una caminata tranquila sobre la calle de Madero. La intención es llegar a uno de los lugares más emblemáticos de la zona para tomar el primer alimento del día: El Cardenal. Ubicado en la calle de Palma, este restaurante abrió sus puertas en 1984 y una de sus máximas tradiciones está en el sabor de su rico chocolate caliente y en sus conchas con nata (no hay que dejar de probarlas). ¡Pero ojo!, te sugerimos llegar temprano o tener mucha paciencia, ya que la espera en lista puede ser de hasta 45 minutos. El ambiente, la comida y el lugar por supuesto que lo valen. Además, en la salita de espera te consentirán con un cafecito para hacer más amena la demora.
Una vez satisfecho es momento de continuar la caminata hacia el imponente Zócalo de la capital. A primera vista encontrarás el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el maravilloso Museo del Templo Mayor con sus más recientes hallazgos. Al colocarte justo enfrente de la Catedral Metropolitana tendrás ante sus ojos una obra que tardó más de 200 años en levantarse, con un par de torres que alcanzan los 64 metros y 5 naves, en cuyos espacios decorados con elegantes altares se celebran misas e importantes eventos religiosos. Entrar en este edificio y observar cada detalle es simplemente una experiencia deliciosa.
Mañana cultural
Antes de salir de tu hotel, no olvides llevar una identificación oficial, de lo contrario te perderás la oportunidad de disfrutar los impresionantes murales elaborados por Diego Rivera que habitan en Palacio Nacional, hoy sede del Poder Ejecutivo Federal, mismo espacio en donde estaba asentado uno de los más importantes aposentos del emperador Moctezuma en la época prehispánica. Aquí, el maestro Rivera, quizá el más emblemático muralista de nuestro país, decidió plasmar en cada una de sus paredes los hechos más relevantes de nuestra historia. Con sus obras, comenzadas en 1929 y concluidas en 1951, cubrió el periodo histórico que va desde el auge de la cultura precolombina hasta la modernidad, pasando por los años de la Conquista, el Porfiriato y la Revolución, ¡todo un tesoro de Ciudad de México!
El Templo Mayor no es menor en grandeza. Sus descubrimientos, consecuencia de minuciosas excavaciones bajo la dirección del Prof. Eduardo Matos Moctezuma, permitieron recuperar una colección de más de 7,000 objetos y vestigios del antiguo templo que coronaba la ciudad de México-Tenochtitlan y de algunos se sus edificios aledaños. Su Museo de Sitio está conformado por ocho salas que se deben recorrer a detalle. Imperdible es una magnífica e impresionante pieza en relieve policromado que representa a la diosa de la Tierra, Tlaltecuhtli. Es la obra escultórica de mayor formato del pueblo mexicana que se haya descubierto hasta el momento.
Foto: Palacio Nacional
Recargar energías
Después de caminar cada uno de estos simbólicos lugares, una pausa en el restaurante El Mayor es una excelente idea. Ahí podrás gozar de uno de los pasteles de chocolate más deliciosos que existen en Ciudad de México, el famoso pastel “de los 25 minutos”, ya que deben ordenarlo con dicha antelación para que se elabore al momento. Con vista a la Catedral y detalles de la plancha del Zócalo, éste es un maravilloso lugar para recobrar fuerzas y prepararse para la siguiente parada.
Si un pastel es demasiado conservador y prefieres algo un poco más atrevido, la Pulquería Las Duelistas es toda una institución de esta bebida artesanal. Ubicada a la mitad de la calle Aranda, en el Centro Histórico de Ciudad de México, desde la entrada quedarás fascinado con la decoración de cada una de sus paredes, adornadas todas de manera distinta. En los muros podrás encontrar deidades ancestrales, un par de soles aztecas e incluso altos relieves de cráneos, fauna y flora propios de la cultura mexicana, en la cual no puede faltar una imagen de la Virgen de Guadalupe. La música es para todos los gustos y todos los estados de ánimo, pero entrando en materia, el pulque o curados que se sirven en el lugar pueden tener distintos sabores: guayaba, apio, rompope, cacahuate y avena, ya sea en vaso, en tarro o en jarra. Si no sabes por cuál decidirte, los meseros pueden ayudarte en esa tarea. Mi favorito es el de avena.
Para la hora de la comida bien vale la pena desplazarse y llegar a las colonias Roma y Condesa. Son el lugar indicado. Recorre a pie las calles principales como Álvaro Obregón, Durango o Nuevo León. Ahí encontrarás un restaurante que seguro cubrirá tus antojos. Mis favoritos son el Contramar, el Azul Condesa, Merotoro, Huset, Cedrón y Rosetta. Es recomendable reservar antes para evitar largos tiempos de espera.
Llega la noche
Si en tu estancia se atraviesa un martes, viernes o domingo, no debes perderte la Lucha Libre Mexicana, conocida por sus rasgos de identificación en la técnica luchística, en las acrobacias y folclor propio de nuestra tierra. No olvides comprar tu máscara, elegir el bando Rudo o Técnico y juntar mucho aire en sus pulmones para no parar de gritar. El cuadrilátero es la mejor terapia para sacar la tensión y disfrutar de los peligrosos saltos fuera del ring, las llaves y contrallaves, así como el famoso reto Mascara vs Cabellera, ¡a dooos de treees caídaaas… y sin límite de tiempo!
Si después de ello, aún tienes energía, Ciudad de México también puede ofrecerte los mejores lugares para disfrutar de la nueva era de cocteles en la zona de Polanco. Puedes comenzar en Gin Gin, donde la especialidad es obviamente el Gin presentado en todas sus facetas. Los meseros son expertos en descifrar antojos, así que seguramente te harán la mejor recomendación disponible y, si no te convence ninguno, te mezclarán uno especialmente para ti.
¡Qué esperas para salir de tu hotel y atreverte a conquistar la gran Ciudad de México!
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