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El Palacio del Porfiriato

A principios del siglo xx, la arquitectura quedó definida por los avances tecnológicos y la necesidad de urbanización. La dictadura de Porfirio Díaz produjo tres décadas de modernización y en México se levantaron teatros y monumentos, pero también fábricas y estaciones ferroviarias. Estructuras metálicas, tragaluces, escaleras ligeras y elevadores se volvieron comunes. La mirada estaba […]

A principios del siglo xx, la arquitectura quedó definida por los avances tecnológicos y la necesidad de urbanización. La dictadura de Porfirio Díaz produjo tres décadas de modernización y en México se levantaron teatros y monumentos, pero también fábricas y estaciones ferroviarias. Estructuras
metálicas, tragaluces, escaleras ligeras y elevadores se volvieron comunes. La mirada estaba puesta en las estéticas que florecían en Europa, los estilos se mezclaban, el art nouveau coexistía con el neogótico y el neoclásico. El italiano Adamo Boari se encargó entonces de levantar el Palacio Postal (1902) y el Palacio de Bellas Artes (1904), y Émile Bénard proyectó el inconcluso Palacio Legislativo que luego de la lucha armada se convertiría en el Monumento a la Revolución (1938).

Fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934 y el Museo de Artes Plásticas en su interior —hoy Museo Palacio de Bellas Artes— el 29 de noviembre del mismo año, siendo el primero en el país dedicado a la producción plástica nacional. Su construcción fue encargada por el entonces presidente mexicano Porfirio Díaz al final de su mandato, con motivo de la celebración del centenario del inicio de la Independencia de México. Como institución, depende del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), del gobierno federal. Este recinto alberga diversos escenarios y salas para la práctica y exposición de obras de arte. Destaca su Sala Principal con aforo para 1,677 personas y un escenario de veinticuatro metros de longitud.1 En él se encuentra el gran telón antifuego (único en el mundo dentro de un teatro de ópera) con la imagen de los volcanes mexicanos Popocatépetl e Iztaccíhuatl, y un peso de 24 toneladas. Este telón fue encargado a la Casa Tiffany de Nueva York a modo de un enorme rompecabezas. En el techo de la sala se encuentra la lámpara de cristales, que fue diseñada por el húngaro Geza Marotti y en la que se representa al dios griego Apolo rodeado de las musas de las artes. La Orquesta Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Teatro, la Compañía Nacional de Ópera y la Compañía Nacional de Danza presentan sus temporadas regulares en este recinto.

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