Todo sucedió un 20 de febrero de 1943. La marea de lava y las cenizas atraparon árboles y casas. Todo fue transformado en roca, dicen que comenzó a temblar y de pronto se abrió la tierra provocando un estallido. El volcán Paricutín estaba en actividad y así duró por nueve años más.
No hubo víctimas, todos pudieron salir a tiempo, pero el pueblo de Paricutín, en Michoacán, desapareció por completo. De San Juan Viejo Parangaricutiro solo quedó la torre izquierda y el altar de su iglesia, actualmente el principal atractivo de la zona.
Para admirar una panorámica completa, lo mejor es hacerlo desde el Centro Turístico de Angahuan y subir a su mirador. Todo está rodeado por árboles de pino y encino. Cuentan que para que salieran flores y árboles, la tierra tardó 33 años en recuperarse.
Foto: michoacan.travel
Para visitar las ruinas de la iglesia de San Juan hay dos opciones: ir a pie o a caballo. Te recomendamos tomar la segunda y bajar lentamente. Este recorrido solo se puede hacer con guías ya que hay muchas veredas por donde el viajero puede desviarse. Mientras bajas hacia el inició del cementerio de rocas, los guías te contarán la leyenda de los purépechas:
“Un sacerdote les regaló una cruz y esta fue colocada en el cerro, justo en medio de los dos pueblos. Al verla, los habitantes entendieron que esto era para poner límites a la tierra y por ello incendiaron la cruz. De ahí se cree que se desató una maldición y que por eso la tierra estalló y nació el volcán”.
Al llegar a los límites de las ruinas deberás caminar sobre enormes rocas filosas, como recién pulidas y de más de cinco metros de altura. Desde aquí ya se ve la cúpula de la torre de la iglesia de San Juan Parangaricutiro. Antes de subir por las rocas volcánicas y mirar de cerca la torre, verás un tianguis de antojitos mexicanos, así como puestos de artesanías y algunos más con venta del recuerdo del volcán.
Otro dato importante para los interesados en la historia, es que este lugar fue donde el pintor Dr. Átl se inspiró para dibujar muchos de sus cuadros, dicen, que pasaba todo el día ahí, mirando.
Ahora bien, existe la posibilidad de subir hasta la cima del volcán, aunque el privilegio es para quienes tienen muy buena condición física. La mejor época del año para visitar este sitio es entre septiembre y abril cuando no hay lluvias y las rocas no son tan resbaladizas. No olvides llevar agua y botas de montaña para que puedas desplazarte con más comodidad.
¿Listo para aventurarte a descubrir el Paricutín?
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