La capital mexicana se reinventa a cada paso. Entre mercados, barrios cosmopolitas y museos, esta metrópoli vibrante ofrece una experiencia única para quienes buscan diversidad, historia, vanguardia y un espíritu abierto a todas las identidades.
Con más de 20 millones de habitantes de todas las regiones del país (y del mundo), la ciudad es un mosaico de culturas donde lo ancestral y lo contemporáneo conviven sin esfuerzo. Y, sobre todo, es una ciudad que celebra la diversidad en todas sus formas: lingüística, étnica, cultural, sexual y de género
Para comenzar el viaje, ningún lugar como el Museo Nacional de Antropología, joya arquitectónica e intelectual de Chapultepec. Recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, este recinto ofrece una mirada profunda a las raíces indígenas de México. Sus salas dedicadas a culturas como la mexica, maya y olmeca permiten entender la complejidad del país más allá de sus clichés turísticos.
Desde allí, el recorrido puede continuar hacia el Centro Histórico, donde la Catedral Metropolitana se alza frente al Templo Mayor, como símbolo tangible del mestizaje cultural que define a México. Muy cerca, el Mercado de San Juan ofrece productos exóticos y gastronomía de todos los rincones del país y del mundo
Para una experiencia más contemporánea, vale la pena explorar La Roma y la Condesa, barrios que combinan elegancia porfiriana, diseño emergente y cafés con acentos internacionales. Aquí se encuentran también algunos de los espacios más amigables y seguros para la comunidad LGBTTTIQ+, como el legendario bar Tom’s Leather o el más alternativo Botánico, ambos puntos de encuentro donde la inclusión es parte del ambiente
Además, este mes de junio, la ciudad celebra uno de los prides más grandes de América Latina, con desfiles, exposiciones y actividades culturales que refuerzan su espíritu libre y abierto. La diversidad cultural también se vive en los sonidos. En Plaza Garibaldi, mariachis, tríos y grupos norteños conviven noche tras noche, mientras que en espacios como el Centro Cultural Los Pinos o el Cenart, se programan conciertos de música clásica, teatro indígena y danza contemporánea. Para quienes deseen sumergirse en la riqueza multicultural de la ciudad desde una perspectiva comunitaria, una visita a Xochimilco es obligada. Más allá de los paseos en trajinera, hay cooperativas que ofrecen experiencias con chinamperos, talleres de cocina tradicional y narraciones orales en náhuatl.
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